La inmigración es una cuestión de mujeres. Capitalismo, inmigración y vida de las mujeres.

Por Heather Benno

Anna, una madre de 26 años de edad de La Libertad, El Salvador, decide que el día ha llegado en que debe dejar su hogar, y embarcarse en un largo viaje de tres semanas por tierra hacia Estados Unidos. Ha logrado juntar el suficiente dinero, más de $10,000 dólares por persona, para pagar a un “coyote” que la llevará, tanto a ella como a su hijo Alex de cuatro años. Ella debe dejar a su madre, su abuela, sus primos, y a toda la comunidad que la ha conocido por toda su vida. La única persona que conoce en Estados Unidos es su primo que vive en Baltimore, Md.

Anna siempre fue una buena estudiante. Ella amaba ir a la escuela y quería convertirse en enfermera. Su madre vendía comida en el mercado para poder comprar los útiles escolares. Con el tiempo, Anna no pudo seguir yendo a la escuela. Se dio cuenta que sola no podía proveer para ella y su hijo. Tuvo que encontrar trabajo en la ciudad, pero era acosada durante su viaje de ida y vuelta al trabajo. Sintiendo que no tenía más opciones, decidió emigrar a Estados Unidos.

Se enfrentó a la dura decisión de que si debía dejar a su hijo con su madre o bien debía viajar sola. Finalmente, pudo pedir dinero prestado para cubrir el viaje de ella y de su hijo hacia Estados Unidos.

Cuando el coyote dejó a Anna en la frontera, fueron arrestados por la Oficina de Aduana y Protección Fronteriza, una división del Departamento de Seguridad Nacional. Inmigración detuvo a Anna y Alex por 20 días, mientras fueron entrevistados con un oficial que otorga asilo para investigar las razones que los motivaron a emigrar a Estados Unidos. Ambos fueron dados en libertad del centro de detención, ya que necesitaban hacer espacio para más inmigrantes que llegaban. Hoy Anna trabaja en Baltimore limpiando oficinas y está sustentando a ella y a su hijo, mientras ambos enfrentan un caso de deportación que está siendo procesado en la corte de inmigración. La historia de Anna, es uno de muchos ejemplos de las realidades sobre emigrar a Estados Unidos.

Millones de personas experimentan la realidad de tener que emigrar. Las circunstancias de explotación, pobreza y guerra que perfilan esta realidad y fuerzan a las personas a emigrar, son creadas por el sistema capitalista.

La inmigración es una cuestión de mujeres

La lucha de las y los inmigrantes y refugiados para ganar derechos democráticos y justicia económica es un punzante recordatorio de todas las injusticias y violencia que el capitalismo ha diseminado en todo el mundo.

Solo en el año fiscal 2016, los Agentes de Inmigración y Aduanas comenzaron con procedimientos de deportaciones en contra de más de 800,000 mil personas. Alrededor del 50 por ciento de éstas personas fueron arrestadas en la frontera sudoeste de Estados Unidos con México. Más de 350,000 mil personas fueron detenidas por autoridades de inmigración de Estados Unidos, en cárceles y prisiones de inmigración privadas que son para ofensas no criminales. Más de 450,000 mil personas fueron deportadas desde Estados Unidos. Más del 90 por ciento de estas deportaciones son de México, El Salvador, Guatemala y Honduras.

En los últimos seis meses del 2016, el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de los Estados Unidos (ICE por sus siglas en inglés) detuvo a más de 19,000 mil “unidades de familia” solamente desde El Salvador, más de 16,000 mil desde Guatemala, y más de 16,000 mil de Honduras. Una “unidad de familia” significa que es por lo menos uno de los padres viajando con un hijo o más. De este total, más de 7,000 mil niños y niñas salvadoreños viajan sin sus padres hacia la frontera de Estados Unidos, más de 9,000 mil son de Guatemala, y cerca de 5,500 provienen de Honduras, y aproximadamente 1,200 desde México. En el año fiscal 2014 más de 68,000 jóvenes inmigraron a Estados Unidos sin el permiso de sus padres. Cuarenta por ciento de estos jóvenes eran mujeres.

Si bien la inmigración generalmente no es considerada una cuestión de género, es un problema que afecta a millones de mujeres. Por lo menos tres cuartos de los inmigrantes que van a Estados Unidos son mujeres o niños y niñas. En el año 2012, habían más de 20 millones de inmigrantes mujeres y niñas en Estados Unidos, y este número ciertamente se ha incrementado. Las mujeres inmigrantes superaron con creces a los hombres inmigrantes. De hecho, algunos países, como Filipinas y El Salvador, mandaron tantas mujeres a Estados Unidos que su participación en la fuerza laboral es mucho mayor en Estados Unidos que el porcentaje de mujeres nacidas en este último. Por estas razones, es considerada una cuestión de mujeres.

Las mujeres inmigrantes actualmente trabajan en todos los sectores de la economía estadounidense, y reflejan la diversa composición de clase de la Inmigración en Estados Unidos. Un tercio de las mujeres inmigrantes trabajan en áreas de servicio de bajo salario, mientras que otro tercio tienen ocupaciones profesionales. Sin embargo, en términos de ingresos, las mujeres inmigrantes ganan menos que cualquier otra población, ya sea hombres inmigrantes, hombres nacidos en EE.UU., y mujeres nacidas en EE.UU.

Las mujeres que emigran a Estados Unidos frecuentemente tienen que sobreponerse a gitanescos obstáculos y opresión basada en el género antes de llegar a la frontera. Un informe de las Naciones Unidas señala que el año 2006 se encontró que entre un 60 y 70 por ciento de todas las mujeres que intentaron entrar a los Estados Unidos por tierra, a través de México, son sexualmente abusadas en el camino. La violación es tan común que es visualizada como el precio de admisión a los Estados Unidos. Mujeres han señalado que comienzan a tomar anticonceptivos antes de cruzar la frontera, porque están pensando en la posibilidad de ser violadas.

Agentes de la Patrulla Fronteriza abusan de las mujeres que cruzan la frontera. Recientemente, en el año 2014, niños y niñas entre los 5 y 17 años de edad presentaron una denuncia al Departamento de Seguridad Nacional de los Estados Unidos, registrando más de cien incidentes de abuso por parte de oficiales de la Patrulla Fronteriza, incluyendo abusos y violaciones. Otras denuncias, incluían la falta de acceso a alimentos, y tortura, tales como ser forzados a beber agua del inodoro. En general, uno de cada cuatro niños que es detenido reporto algún tipo de abuso por parte de los oficiales.

Causas de la Inmigración

La emigración hacia Estados Unidos de países oprimidos y anteriormente colonizados es causada por el capitalismo global. Un impulso central del sistema capitalista moderno es la conquista imperialista de la fuerza laboral y los mercados a nivel mundial. Por consiguiente, la pobreza, guerra, violencia y la devastación del medio ambiente lleva a los trabajadores a viajar a los centros económicos del capitalismo global, incluyendo a Estados Unidos. Muchas veces, los inmigrantes migran desde países anteriormente colonizados, a raíz de las cadenas establecidas tan despiadadamente por el proceso de colonización. A modo de ejemplo, se puede señalar que quizás la lengua del colonizador sea más familiar.

La sociedad de clases se ha desarrollado en muchas etapas—todas definidas por la lucha entre los explotadores y las clases explotadas. El capitalismo, único entre las sociedades de clase, debido a su productividad inaudita en épocas anteriores, se desplaza a sí mismo en etapas. Hoy en día, el capitalismo monopolista es definido por las reglas de los capitalistas financieros, un grupo pequeño que controla el capital financiero y los grandes bancos. Este se ha extendido a lo largo de todo el planeta. Financiación, producción, servicios y comercio son todos monopolizados por un grupo relativamente pequeño de propietarios, accionistas ricos de instituciones financieras y otras grandes corporaciones. El capital ha alcanzado niveles incomparables de concentración y centralización. Las 500 corporaciones multinacionales más grandes tienen acciones de entre 35 y 40 por ciento del ingreso mundial.

V.I. Lenin revolucionario ruso definió al imperialismo como:

“Si fuera necesario dar una definición lo más breve posible del imperialismo, debería decirse que el imperialismo es la fase monopolista del capitalismo. Esa definición comprendería lo principal, pues, por una parte, el capital financiero es el capital bancario de algunos grandes bancos monopolistas fundido con el capital de las alianzas monopolistas de los industriales y, por otra, el reparto del mundo es el tránsito de la política colonial, que se extiende sin obstáculos a las regiones todavía no conquistadas por ninguna potencia capitalista, a la política colonial de dominación monopolista de los territorios del globo enteramente repartido.”

Raul Delgado Wise, Presidente de Inmigración de México de la UNESCO, entregó una explicación del capitalismo monopolista hoy en día y su relación con la migración en un artículo publicado el 1 de febrero del 2013, en la revista Monthly Review. El autor señala que “Al expandir sus operaciones, los agentes del capitalismo monopolista han creado una red global de producción, financiación, distribución, e inversión que ha permitido tomar los segmentos más estratégicos y rentables de las economías periféricas y apropiarse de sus excedentes económicos”. Wise destaca que la terciarización, el extenso control global financiero, la reestructuración, y la degradación del medio ambiente alimentan al sistema capitalista hoy en día. Asimismo, él indica que la mano de obra barata actúa como su “motor principal”. Estas condiciones crean las condiciones para la inmigración generalizada, la que posteriormente es criminalizada por el mismo sistema, mientras que las corporaciones son libres de moverse a través de las fronteras, y para éstas se perfilan como insignificantes.

Debido a que el capital es monopolizado, los mercados mundiales son divididos por números cada vez más pequeños de propietarios. Los Estados Imperialistas, dentro de los cuales el más poderoso es Estados Unidos, utilizan su fuerza militar por medio de la guerra y amenazas militares para defender los intereses económicos individuales de la clase dominante, y a su vez utilizan su poder económico para defender su hegemonía.

La crisis de los refugiados que han tenido que escapar de la guerra en Medio Oriente es una muestra de la manera en que la política de guerra de EE.UU. conlleva a la emigración. En el conflicto de Siria, los Estados Unidos y sus aliados han impulsado la guerra por medio del apoyo a militantes detractores del gobierno. No obstante, cuando ciento de miles de hombres, mujeres y niños escaparon esta violencia, todos los países más ricos, incluyendo Estados Unidos, mantuvieron sus puertas cerradas legalmente o bien permitieron el acceso de un número limitado de refugiados. Entre el 2011 y el 2014, 2.8 millones de personas escaparon la guerra. Estas personas han sido forzadas a reasentarse en campamentos provisorios a lo largo del Medio Oriente y de Europa. Desde el 2014, un cuarto de todos los hogares de refugiados sirios es liderado por mujeres, es decir que deben ser jefas de hogar sin el apoyo de los hombres.

Este asunto de Estado ha conllevado a una extrema pobreza, y las mujeres han sido forzadas a tomar decisiones difíciles. Muchas de las mujeres han señalado tener que dejar a sus hijos de lado, o bien forzarlos a trabajar para poder sobrevivir y satisfacer las necesidades básicas del hogar.

La guerra es solo una consecuencia del imperialismo. La represión económica causada por la globalización y los acuerdos de intercambio internacionales también han causado una migración en masa. Una característica saliente de la economía global hoy en día es la agresión en la fuerza laboral y las condiciones de vida de la mayoría de la clase trabajadora, y con ello, en los migrantes, como un sector de la clase trabajadora global. Específicamente, las 100 corporaciones más importantes del mundo han desplazado su producción hacia el globo sur, o, mejor dicho, a países anteriormente colonizados. Estas cuentas “fuera del país” constituyen la mayoría de los activos empresariales, el empleo y las ventas.  

Las empresas más ricas desplazan su producción intencionalmente a las áreas más empobrecidas del mundo, en donde puedan pagar la menor cantidad en mano de obra a los trabajadores. Las empresas también buscan lugares con protecciones medio ambientales débiles y sus operaciones destruyen el planeta. Los acuerdos de intercambio en los últimos 25 años, incluyendo Tratado de Libre Comercio de América del Norte, institucionalizaron la agenda capitalista neoliberal. El tratado de NAFTA de 1994, por ejemplo, terminó con el subsidio del maíz que el gobierno mexicano había estado entregando a los productores, lo que directamente condujo a al empobrecimiento y una migración masiva hacia el norte.

Las condiciones económicas han creado una “reserva de trabajo global”, las personas están listas y dispuestas a aceptar empleo en cualquier país, a cualquier costo. Esta “reserva de trabajo global” es responsable de aproximadamente el 60 por ciento de la fuerza laboral global. Aproximadamente 630 millones de trabajadores a nivel mundial ganan menos de $1.25 dólares diarios.

Los bajos salaries y las paupérrimas condiciones laborales alimentan la migración internacional.

Efectos de la migración en las mujeres

La migración internacional, y específicamente las leyes de inmigración de Estados Unidos han causado una pandemia de separación de familias a nivel internacional. El sistema de inmigración en EE.UU. ha creado un retraso de 4.4 millones de personas que han presentado aplicaciones de inmigración, pero siguen esperando, por lo que puede que tengan que esperar décadas para reunirse con sus familiares. Esta operación afecta desproporcionalmente a las mujeres, ya que el 70 por ciento de las mujeres que tienen documentos los obtienen a través de sus familiares. Como consecuencia de esto, las mujeres se deben quedar en sus países de origen hasta que todas las esperanzas se acaban, y que ya no podrán ser capaces de sustentar a sus familias. Son forzadas a criar a sus hijos, cuidar de sus padres ancianos por su cuenta, sacrificando recibir indultos del extranjero.

Una vez que las mujeres vienen a Estados Unidos, si ellas o sus familiares no tienen documentos de inmigración, se mantienen en riesgo de deportación. Familias enteras migran en respuesta a la deportación. El número de niños nacidos en los Estados Unidos que se inscriben en escuelas mexicanas ha ido en alza el último tiempo debido a las deportaciones de sus familiares.

A su vez, las deportaciones someten a las familias inmigrantes hacia la pobreza en los Estados Unidos. Una detención de inmigración reduce el ingreso familiar en promedio a aproximadamente $15,400 dólares anuales. Esto significa que las mujeres se ven en la necesidad de tener distintos empleos, muchas veces de bajos salarios, para poder sobrevivir. Las mujeres extranjeras constituyen el 15 por ciento de todas las mujeres empleadas a lo largo de Estados Unidos mayores de 16 años de edad. Más del 60 por ciento de mujeres inmigrantes en San Francisco han señalado que no postulan a beneficios a los cuales califican, simplemente por miedo que van a ser arrestadas o deportadas por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de los Estados Unidos (ICE por sus siglas en inglés).

Existen consecuencias físicas y psicológicas en generaciones de mujeres, niños y niñas como resultado de décadas de separación de las familias, detenciones, deportaciones, desempleo, y pobreza, que difícilmente se podrían cuantificar. El aislamiento, la violencia y pobreza conllevan a las mujeres a depender de los hombres en sus vidas, lo que muchas veces las lleva a mantenerse en relaciones violentas.

Mujeres Inmigrantes y la clase trabajadora estadounidense

Según la encuesta realizada el año 2013 por la Comunidad Americana, había en ese entonces 13.1 millones de mujeres trabajadoras inmigrantes en los Estados Unidos, constituyendo aproximadamente el 7 por ciento de todos los trabajadores. La mayoría de las mujeres era proveniente de México, Filipinas, India, China y Vietnam. La mayoría de las mujeres emigraron a ciudades, y trabajan como empleadas domésticas, enfermeras o en atención médica de hogares, y en servicios. Es efecto, constituyen un componente importante y contribuyen a la composición social de la clase trabajadora hoy en día.

Hace más de 20 años atrás, Sam Marcy explico la importancia del cambio en la naturaleza de la clase trabajadora en un panfleto titulado Alta Tecnología, Bajos Salarios (High Tech, Low Pay, 1986):

El declive de los trabajadores tradicionalmente más privilegiados y de las industrias con mayores ingresos, y la creación de una gran piscina de trabajadores con bajos salarios…desde el punto de vista de clase, es verdaderamente una de las tendencias más profundas y socialmente significantes que han emergido.

Las estadísticas aparecen casi diariamente en la prensa burguesa, visualizando como una gran cantidad de la clase trabajadora actualmente son negros, latinos, asiáticos, nativos, así como también mujeres. Un reciente estudio muestra que los hombres blancos ya no son predominantes en la industria. La fuerza laboral ya está compuesta por más del 40 por ciento de mujeres. A pesar del gran porcentaje de desempleo de la población negra y latina, el porcentaje en la fuerza laboral continúa creciendo significativamente.

Las tendencias que Marcy identifica son aún más acentuadas hoy en día, y tienen importantes implicancias para la organización de la clase trabajadora estadounidense y sus luchas. Esto porque las mujeres inmigrantes continúan constituyendo un alto porcentaje de la clase trabajadora en Estados Unidos y a nivel mundial, por ello, sus luchas deben tomar un rol frontal y al centro de cualquier movimiento de liberación de la clase trabajadora, o socialismo.

La lucha global por la liberación de las mujeres

Existen muchas formas en que la migración global involucra y afecta a mujeres y familias. Viajamos por nuestra cuenta y con nuestros pequeños niños y niñas alrededor del mundo para sobrevivir. Debemos enfrentar entornos de trabajo represivos y peligrosos. Las mujeres han sido atacadas por la conquista imperialista y la guerra. Hemos dejado nuestros hogares y nos hemos vuelto una parte integral de la economía global.

Mientras construimos la lucha internacional por el socialismo, las mujeres deben estar al frente y al centro de las dirigencias. Lucharemos con todas nuestras fuerzas por tener protecciones en el trabajo y en la educación de nuestros hijos. Finalmente, nos uniremos a nuestros hermanos en la resistencia para crear un sistema que proteja nuestras necesidades por sobre el capital privado.